Nunca me habían llamado la atención los retratos, tal vez por falta de interés en observar rostros detenidamente. Para realizar un retrato artístico es necesario encontrar los rasgos y matices de la cara, pelo, ropa o incluso complementos como gafas o pendientes para resaltarlos o hacerlos discretos según te interese.

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Para la realización de esta serie, mi persona modelo, Alba Titos Hortal, y yo, nos hemos servido del estudio fotográfico de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UGR. Con un fondo neutro, un taburete y distintos focos, hemos trabajado el funcionamiento de las luces y sombras además de cómo enfocarlos de maneras intencionalmente distintas desde la cámara de un SmartPhone. 

Como fotógrafo, también me tomé la labor de dirigir a mi modelo para que hiciese distintos gestos, estimularla a actuar de forma natural... dependiendo de los perfiles que quería mostrar de ella según lo llamativos que fuesen. La creatividad también ha sido imprescindible para no caer en la monotonía de poses similares.

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Esta tarea por parejas es factible en la pared blanca de una casa con un flexo, sin embargo, el lujo de disponer de un estudio con espacio y distintos tipos de focos ha hecho que trabajemos más recursos a tener en cuenta y poder tener en cuenta un factor muy importante en la imagen: los ángulos. Dependiendo de la perspectiva desde donde tomar la foto y el ángulo en el que colocábamos los focos de luz, se resaltaban unas características u otras de la modelo o, incluso, la fotografía transmitía más seriedad, imponencia, comicidad... etc.  Por tanto, observo que tomar retratos en una gran tarea de reflexión acerca de la imagen.